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La gran ola

El reajuste integral de zonificación de Lurín en la cresta de la ola. Voto decisivo el miércoles 31 en Lima Metropolitana.

Publicado: 2021-03-30

Las liliputienses elecciones presidenciales han capturado nuestra atención, pero no perdamos de vista a los gobiernos locales.

El consejo de regidores de Lima someterá a voto el pedido de reconsideración del reajuste integral de zonificación (RIZ) del valle de Lurín este miércoles 31 de marzo. El voto no decidirá quién ocupará Palacio de Gobierno por cinco años, pero sí sentenciará la suerte del último valle verde de Lima de manera irreparable y para siempre.

Los candidatos presidenciales ofrecen satélites para internet, plantas de oxígeno y cámaras de vigilancia por metro cuadrado, mientras el municipio decreta la altura de los edificios, la intangibilidad del terreno agrícola y la creación de aquellas nuevas áreas industriales. Si el gobierno central es dueño de nuestros bolsillos, el municipio tiene el control del suelo y del aire que respiramos. El gobierno local es la piedra de toque de la democracia, la instancia más cercana a la gente.

Y en una democracia autista como la nuestra, es el golpe en la nariz más directo.

El miércoles 31, los regidores de Lima tienen la oportunidad de enmendar la grave y polémica decisión de aprobar el cambio de zonificación de Lurín.

El 11 de marzo pasado, el Concejo Metropolitano de Lima aprobó el cambio de zonificación del valle de Lurín, desoyendo la opinión contraria de los ministerios de Vivienda y Construcción, Ambiente y Cultura. Y también la advertencia del Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) sobre la alta vulnerabilidad del valle al impacto de un tsunami: un maremoto golpearía la costa con olas de 7 a 15 metros de altura y se internaría más allá de la antigua Panamericana Sur, arrasando con todo a su paso.

Mapa de inundación del valle bajo de Lurín en caso de un tsunami. A la altura del puente Arica se pretende construir un megacentro comercial con aforo para 16,000 personas. Fuente: CENEPRED

Bah, cuento de abuelas.

El consejo de regidores aprobó por mayoría (20 de los 39 votos) el llamado RIZ de Lurín. Es una terrible coincidencia que el mismo día de la votación, Japón conmemoró 10 años del tsunami de Fukushima, que mató a 18,500 personas, a pesar del sistema de alerta temprana de ese país. Todo indica que la comuna limeña ha llegado al convencimiento de que Dios es peruano.

El valle de Lurín está bajo una enorme presión inmobiliaria desde hace años. El RIZ recategoriza el suelo agrario o recreacional como zona de comercio metropolitano – compatible con edificios de gran altura y centros comerciales–, abarcando una gran parte de la franja del litoral.

“En el caso de un tsunami, ¿dónde se van a refugiar las personas?”, se pregunta la arquitecta Liliana Miranda, directora ejecutiva de Foro Ciudades para la Vida.

Arquitecta Liliana Miranda, del Foro Ciudades para la Vida, en visita de inspección al predio de Century City Development Corporation. "¿Dónde se refugiarán las personas?", pregunta.

En 1746, el maremoto arrasó el Callao. Olvidamos también que el terremoto de Pisco de 2007 provocó una ola de 10 metros de altura, que afortunadamente pegó en el lado sur de la península de Paracas, librando a Pisco de una mayor calamidad. Sobre el caso de Lurín, el Cenepred advirtió que “el cambio de zonificación [...] incrementa en forma considerable la vulnerabilidad de la zona adyacente al litoral frente al impacto de un sismo y consecuente tsunami”. Coincidió el Colegio de Arquitectos del Perú: “Se insiste en generar edificaciones de gran altura en un área de muy alto riesgo de desastres”.

El caso de la constructora Century City Development Corporation es emblemático. La inmobiliaria gestiona la edificación de un megacentro comercial a la altura del puente Arica, contra viento y marea. Según sus proyectistas, ese mall tendrá un aforo de 16 mil personas: el espolón de proa de la gran ola inmobiliaria sobre Lurín.

Pese a la opinión calificada de ambas instancias –Colegio de Arquitectos del Perú y el Cenepred–, el 5 de marzo, seis días antes de sancionarse el RIZ, el Ministerio de Producción (Produce) aprobó a favor de la constructora la declaratoria de impacto ambiental (RD 140-Produce-2021). En la política no existen las casualidades. En las grandes catástrofes humanas, tampoco.

El hecho de que en el terreno se encuentren los humedales de Quilcay –reconocidos como un ecosistema sensible– termina siendo tan solo una incómoda anécdota.


Escrito por

Marco Zileri Dougall

Periodista, director de CARETAS 2007-2018.


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